Cierto día jugaba con un perrito muy inteligente y simpático. Yo le lanzaba una bola y el perrito diligentemente iba por ella y me la traía para que se la lanzara otra vez. El perrito era casi incasable y ponía todo su esfuerzo al ejecutar la recuperación de la bolita.
En una ocasión engañé al perrito y simulé lanzarle la bolita, el perrito igualmente fue a buscar la bola, con mucho afán e inclusive se le notaba estrés y hasta preocupación al no encontrar dicha bola. Luego de que perdió mucho tiempo intentando encontrar la bola, alguien se compadeció del perrito y le lanzo la bola nuevamente.
Todos sabemos que a los perros les encanta que les lancen algún objeto para ir a traerlo. Perderíamos el tiempo si hicíeramos lo mismo con un gato por ejemplo, pues el instinto natural de un gato es distinto al del perro.
La biblia nos dice que el hombre natural no percibe las cosas de Dios. 1 Corintios 2:14: Pero el HOMBRE NATURAL no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. (Versión Reina Valera 1960).
Romanos 8:5: Porque los que son de la CARNE piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. (Versión Reina Valera 1960).
Las preguntas en esta ocasión son: En que estamos invirtiendo nuestro tiempo, pensamientos y energía? Estamos desgastándonos en el accionar de nuestros instintos naturales? Estamos permitiéndole a la serpiente antigua usar nuestros instintos naturales para jugar con nuestra voluntad y distraernos para que no nos ocupemos de los negocios de nuestro Padre ni desarrollemos todo el potencial de un hijo de Dios?
El hombre o mujer que no busca ni acepta la guianza de Dios es semejante al perrito el cual vive apegado al accionar de su instinto natural en pos de vanidades.
En una ocasión engañé al perrito y simulé lanzarle la bolita, el perrito igualmente fue a buscar la bola, con mucho afán e inclusive se le notaba estrés y hasta preocupación al no encontrar dicha bola. Luego de que perdió mucho tiempo intentando encontrar la bola, alguien se compadeció del perrito y le lanzo la bola nuevamente.
Todos sabemos que a los perros les encanta que les lancen algún objeto para ir a traerlo. Perderíamos el tiempo si hicíeramos lo mismo con un gato por ejemplo, pues el instinto natural de un gato es distinto al del perro.
La biblia nos dice que el hombre natural no percibe las cosas de Dios. 1 Corintios 2:14: Pero el HOMBRE NATURAL no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. (Versión Reina Valera 1960).
Romanos 8:5: Porque los que son de la CARNE piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. (Versión Reina Valera 1960).
Las preguntas en esta ocasión son: En que estamos invirtiendo nuestro tiempo, pensamientos y energía? Estamos desgastándonos en el accionar de nuestros instintos naturales? Estamos permitiéndole a la serpiente antigua usar nuestros instintos naturales para jugar con nuestra voluntad y distraernos para que no nos ocupemos de los negocios de nuestro Padre ni desarrollemos todo el potencial de un hijo de Dios?
El hombre o mujer que no busca ni acepta la guianza de Dios es semejante al perrito el cual vive apegado al accionar de su instinto natural en pos de vanidades.
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